Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) escribió sus últimas tres sinfonías en el verano de 1788 y en tan solo diez semanas. Durante sus últimos años de vida, una serie de decisiones equivocadas harían que sus finanzas fueran inestables. Mozart, quien sabía muy bien como generar buenas ganancias de sus obras, tenía un estilo de vida lujoso que se le dificultó controlar y balancear. Por esta circunstancia, existen varias teorías de la razón por la cual compuso estas tres sinfonías, incluida la Sinfonía No. 41 en do mayor, K. 551, Júpiter. Mozart (cuyo catalogo supera las 600 obras) compuso en muchas instancias por la necesidad creativa, por el placer de expresarse musicalmente. No obstante, el caso de las obras de gran envergadura, como las sinfonías y las óperas, eran generalmente escritas por encargo o con objetivos comerciales específicos. Para el caso de las tres últimas sinfonías, Mozart no dejó registro escrito alguno sobre si estas estaban dedicadas a algún patrón o para algún evento específico; dejando suponer que las compuso por el puro impulso creativo. Sin embargo, la situación financiera de Mozart sugiere que las haya compuesto pensando en que podía aprovechar la inspiración del momento y las podría dedicar posteriormente a alguien para sacarles provecho económico.
Sea cual sea la causa, la sinfonía Júpiter es una obra paradigmática en el catálogo del Salzburgués. De hecho, su carácter grandioso, monumental y su compleja elaboración estructural hicieron que el empresario musical inglés Johann Peter Salomon la apodara como la sinfonía “Júpiter”, apodo que se popularizó y con el que hoy se le reconoce dentro del repertorio orquestal. Una de las características más relevantes de esta obra, es su capacidad de usar diferentes estilos retóricos. En sus cuatro movimientos (Allegro vivace, Andante cantaible, Menuetto y Molto allegro) Mozart aborda técnicas musicales que satisfacen diversos niveles de “apreciación” y “educación” musical. De esta manera Mozart utiliza en el primer y tercer movimiento danzas populares que apelan a un público que para la época no era ilustrado; mientras que, en el cuarto movimiento, que es interpretado en esta ocasión por la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, se usan técnicas contrapuntísticas dirigidas a aquellos con mayor conocimiento de la composición musical.